El placer de fotografiar
Siempre es más gratificante salir a hacer fotos cámara en ristre que
pasarse horas delante del ordenador procesando las fotos tomadas el día
anterior.
Es más gratificante porque, con la excusa de tener un mejor o más original punto
de vista, caminas y paseas por el campo, la montaña o la ciudad disfrutando del
aire libre y el sol y vas acumulando vivencias y sensaciones nuevas y
diferentes.
Es el momento de observar y experimentar. De montar la cámara en el trípode
y estudiar el paisaje, la luz, el encuadre, la profundidad de campo, los
colores, las texturas, las formas…. De imaginar como se verá la imagen cuando
la pasemos al ordenador. Es el momento de la creación, de dejar los bloqueos
emocionales, perceptivos y culturales de lado y preparar la toma
cuidadosamente, madurarla, hasta que, como una revelación, vemos exactamente lo
que queremos mostrar.
Tal vez tengamos suerte y podamos sacar una buena foto aprovechando que el
día nos regala un cielo dramático o lleno de nubes, o que en un rincón se nos
aparezca un bonito árbol florido o un riachuelo y podamos volver a casa con una
“obra de arte” que, aunque sea solo una, ya compensará que tengamos que pasar
unas horas frente al ordenador.
Y, es que es mejor tomarse el tiempo necesario para estudiar la toma porque
cuanto más tiempo dediquemos a “pensar” en ella mejor será el resultado y menos
horas tendremos que estar en casa para procesar la imagen.
Siempre es más gratificante salir a hacer fotos cámara en ristre que pasarse
horas delante del ordenador procesando las tomadas el día anterior.
Como muestra, aquí os dejo un fresco paisaje que me costó varias horas
obtener porque tomando el sol sentado sobre la hierba se estaba de fábula.
Espero que os guste.
¡Hasta pronto!
jmartinezbert