Reflejos
dorados.
Hace unas
semanas en la televisión entrevistaban un fotógrafo de cine cuyo nombre no
recuerdo que decía que la fotografía creaba imágenes a base de sombras más que
a base de luz. Desde entonces no he podido dejar de pensar en esa frase y en
como puede ser que la oscuridad dibuje nada, pero lo cierto es que no paro de
encontrar muestras que me convencen cada vez más de lo contrario.
Si tratáis de
imaginar una foto cualquiera sin negro, probablemente se os aparezca una imagen
insulsa, sin vida, plana, sin relieve. Y es que la luz por si sola no puede
dibujar nada y para crear una imagen necesita un entorno de oscuridad o
penumbra o sombra sobre la que resaltar por contraste. Es como el Yin y el
Yang, el uno no existe o no tiene razón de ser sin el otro de modo que fácilmente
se puede llegar a la conclusión de que, al menos, tan importante es la luz como
las sombras.
Con estas
cavilaciones paseaba por la desembocadura del Gaya cuando me tope con un grupo
de gramíneas que ya habían formado su característico plumero y que vistas a
contraluz emitían reflejos dorados del sol de la tarde. Disparé un
par de fotos intentando conservar en la tarjeta digital ese tono áureo que me
había cautivado para poder compartirlo más tarde en mi galería de Flickr.
Esta semana
he recuperado la imagen tan celosamente guardada y, al procesarla, intentando
resaltar los reflejos dorados me he dado cuenta de que se ven
mucho más potentes y lucen mejor cuando más oscuridad hay a su alrededor.
Aquí os dejo
la fotografía de la que os hablo.
Espero que os
guste.
¡Hasta pronto!
¡Hasta pronto!
jmartinezbert