Con cada estación los paisajes cambian de vestido y nos invitan a coger la cámara y salir a pasear para capturar los colores y la luz propios de la temporada. El otoño, para los paisajes de montaña, es una de mis estaciones preferidas porque durante un corto espacio de tiempo los colores mudan del verde de septiembre al blanco de diciembre, pasando por todas las gamas de amarillo, rojo i ocre. Pero entre el verde y el blanco, cuando caen las primeras nieves, es cuando el paisaje es más fotogénico.
Entre mediados y finales de diciembre, dependiendo del año, es cuando podemos encontrar la máxima gama cromática. Los amarillos de los árboles de hoja caduca se mezclan con los verdes de las hojas de las coníferas, los ocres y rojizos del suelo y las manchas blancas de la nieve que esparcidas aquí y allá aportan contraste y luz al paisaje. Si a todo esto añadimos los tonos cálidos de la luz del sol que durante casi todo el día cae inclinada sobre el suelo el resultado puede ser…
Por cierto, que no se me olvide, tened cuidado con los resbalones porque de estos me lleve unos cuantos.
En fin, os dejo una muestra de mi última visita al “Parc Nacional d’Aigüestortes” que fue una autentica gozada.
Espero que os guste.
¡Hasta pronto!
jmartinezbert